Responsabilidad Social Corporativa
Albert Camus, en su discurso en la entrega del Premio Nobel de Literatura de 1957, dijo que cada generación se cree destinada a rehacer el mundo, pero que la nuestra tiene una misión mayor, la cual consiste en impedir que el mundo se deshaga.
Hoy en día, el aumento de la preocupación por la incidencia del actuar humano en el medio ambiente es innegable.
En 2015, líderes mundiales, en la Conferencia de Cambio Climático en París, acordaron objetivos ambiciosos para evitar los peores efectos del cambio climático. A su vez en ese mismo año, países alrededor del mundo pactaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, los cuales incluyen un claro llamado a tomar acciones sobre este tema.
Sin embargo, para cumplir con estos objetivos globales se requiere una transición hacia el desarrollo de mercados verdes y sostenibles, siendo un área de gran relevancia que está siendo contemplada en la actualidad por diversos usuarios.
La Responsabilidad Social Empresarial se entiende como todo proceso por el cual las empresas deciden contribuir al logro de una mejor sociedad y un medio ambiente más limpio. Esta responsabilidad se expresa frente a los empleados y, en general, hacia todos los interlocutores de la empresa, que a su vez pueden influir en su éxito (Commision-of-the-European-Communities, 2001).
De acuerdo al Marco Conceptual de la RSC elaborado por la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA), la Responsabilidad Social Corporativa puede definirse como el compromiso voluntario de las empresas con el desarrollo de la sociedad y la preservación del medio ambiente, desde su composición social, y un comportamiento responsable hacia las personas y grupos sociales con los que interactúa (AECA, 2004, pfo 17).
A su vez, en un contexto general Aguilera & Puerto (2012) mencionan que las prácticas de RSE actúan como un agente que impulsa el crecimiento de la empresa, en especial en contextos cada vez más competitivos y dinámicos, en donde, el mantenimiento y consecución de ventajas competitivas resulta cada vez más costoso.
Dichas situaciones han favorecido que, en la presente década, hayan proliferado estudios que verifican el resultado financiero de las compañías cuando la Responsabilidad Social implica atender a valores éticos, el cumplimiento de normativas y criterios heurísticos como mecanismos de participación (Canela et al., 2011).
Escrito por Margarita Guzman Teodoro